Centroamérica presentaron una estructura de competitividad y mantuvieron déficits
comerciales.
El comercio bilateral chino-latinoamericano en 2017 sumó 257,8 MMDD, las
exportaciones a China fueron 130,8 MMDD y las importaciones desde China, 127 MMDD.
China es el primer socio comercial de Brasil, Chile y Perú; y el segundo de la mayoría de
los países de la región. Las exportaciones a China se centran en materias primas, casi
exclusivamente energéticas y mineras, por manufacturas. El grado de dependencia chino
de las importaciones de recursos naturales desde América Latina, medido como
proporción entre importaciones netas y consumo, ya alcanza el 60 por ciento en el caso
de los principales productos básicos, como el petróleo, el cobre, hierro, y en el caso de
la soja asciende al 85 por ciento (Berjano, 2019; Rios, 2018; Rosales y Kuwayana, 2012).
América Latina es relevante para China en el suministro de diversos minerales metálicos.
Las exportaciones hacia China de minerales latinoamericanos aumento de 1.7 millones
de toneladas en el año 2000 a casi 220 millones de toneladas en el año 2015. De este
monto la contribución de Brasil fue de 192 millones de toneladas, la de Perú 11 millones
de toneladas y de Chile 10 millones de toneladas. Adicionalmente, se estima que la
demanda china por minerales seguirá en aumento, ya que está especialmente atada al
proceso de urbanización del país asiático, la cual se estima que aumentara en un 70 por
ciento para el año 2030. En materia petrolera, las exportaciones hacia China llegaron en
el 2015 a 854.000 barriles diarios, cifras correspondientes al 13 por ciento de las
exportaciones totales del continente hacia China y al 8 por ciento del consumo petrolero
chino. Cerca del 91 por ciento de esta cantidad tuvo su origen en Venezuela (CEPAL,
2018; Banco Mundial, 2016).
El crecimiento económico sostenido necesita del cambio estructural y de una
transformación productiva, que incorpore y propague el progreso tecnológico. Para ello,
el sector primario no solo debe transferir renta a otros sectores, sino que debe articular
encadenamientos productivos con el sector industrial y de servicios. Sin embargo, estas
sinergias no se dan de forma espontánea o por dinámicas del mercado, por lo que se
necesitan políticas específicas para la generación, difusión e incorporación de
conocimiento a la producción, políticas para la promoción selectiva de exportaciones,
otorgamiento de incentivos gubernamentales a quienes emprendan actividades
innovadoras, acompañamiento a la creación de empresas de alto nivel tecnológico,
completar y adecuar la infraestructura tecnológica en los sectores prioritarios menos
adelantados (CEPAL, 1995; CEPAL, 1996).
El comercio con China es persistentemente deficitario para la gran mayoría de la región,
lo cual se ha acentuado desde el 2011, especialmente en México y Centroamérica. Solo
tres países de la región registran superávit con China, Brasil, Venezuela y Chile. Se trata
de un intercambio netamente inter-industrial donde la región de América Latina exporta
de manera prácticamente exclusiva recursos naturales no procesados e importa una
amplia gama de manufactura. Existe un acentuado déficit con China en el mercado
manufacturero, ya que las exportaciones de manufactura hacia China son muy reducidas,
excepto en el caso de Costa Rica y México. Los productos más exportados hacia China
desde la región son el petróleo, hierro, cobre en distintas formas, soja, metales, madera,
azúcar (CEPAL, 2018; CEPAL, 2016).