actividades hostiles de propaganda y desinformación (European Parliament, 2019). El
Grupo de Trabajo difunde miles de ejemplos de desinformación favorable al Kremlin y
estudia a diario las técnicas e intenciones de las campañas de origen ruso.
Ante el avance de las fake news, la UE adoptó en 2016 un Marco Común para la lucha
contra las amenazas híbridas en el que se subrayó la amenaza que suponen las campañas
masivas de desinformación, que utilizan las redes sociales para controlar la narrativa
política o para radicalizar, reclutar y representar a actores indirectos. Es un tema que se
enmarca en el ámbito de la seguridad y defensa nacional y la responsabilidad principal
recae en los Estados miembros; pero al ser amenazas comunes, que pueden atacar las
redes o infraestructuras transfronterizas, se afrontan de modo más eficaz con una
respuesta coordinada a nivel europeo (European Parliament, 2016).
Dentro de las medidas previstas, en 2016 se creó en el SEAE la Célula de Fusión contra
las Amenazas Híbridas y un año después abrió en Helsinki el Centro Europeo para la
Lucha contra las Amenazas Híbridas con la participación de 10 Estados miembros de la
UE, Noruega y los EE. UU. Su apertura y colaboración entre OTAN y UE fue una señal de
que las tensiones con Rusia por sus campañas de influencia en Occidente ya no podían
ser ignoradas.
El informe de conclusiones del HLEG (European Commission, 2018a) describió los efectos
nocivos de la desinformación debido al aumento de desconfianza institucional y el
incremento de las tensiones sociales, y las consecuencias que podía tener para la
seguridad interna si se combinaba con ciberataques o en la elaboración de políticas
públicas dada su influencia en la opinión pública. La desinformación puede afectar a
políticas, debates sociales y comportamientos en ámbitos como el del cambio climático,
la migración, la seguridad pública, la salud y las finanzas; y puede mermar la confianza
en la ciencia y en las pruebas empíricas (European Commission, 2018b). En dicho
documento se señaló que las plataformas apenas habían tomado medidas frente a la
desinformación y se dudaba que protegieran bien a sus usuarios contra el uso no
autorizado de sus datos personales por terceros. Tras el escándalo de Cambridge
Analytica, la Comisión planteó medidas para garantizar unas elecciones europeas libres
en 2019.
En 2018 se puso en marcha un Código de Buenas Prácticas contra la desinformación,
firmado por plataformas como Facebook, Google, Twitter, Mozilla y Microsoft, que se
comprometieron a tomar medidas y la Comisión a supervisar su eficacia de manera
regular. La Comisión Europea también aprobó un Plan de Acción contra la desinformación,
creó un Sistema de Alerta Rápida para tener una coordinación más estrecha entre la UE
y las autoridades nacionales; y se incrementó la cooperación internacional con el G7 y la
OTAN
Antes de las elecciones europeas, el Parlamento Europeo (2019) aprobó un Informe para
sensibilizar a la opinión pública “acerca de las campañas de desinformación de Rusia, ya
que constituyen la principal fuente de noticias falsas en Europa”. La ponente del informe
(Fotyga, 2019), señaló que “la difusión de la desinformación se ha vuelto más sofisticada
debido a las nuevas herramientas (por ejemplo, aplicaciones de mensajería privada,
optimización de motores de búsqueda, sonido manipulado o imágenes) y más agresiva”.
El informe condenó las acciones de Rusia, China, Irán y Corea del Norte, que según los